Lugareños ocultaron existencia de Gocta por temor a leyendas
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Imponente cascada en la selva tiene 771 metros de altura. Excesivas lluvias y tupida vegetación impiden transitar por sus cercanías
Durante décadas, los esposos María Trinidad y Telésforo Santillán, así como las ochenta familias que viven en el poblado de Cocachimba, distante algunos kilómetros de la catarata Gocta (descubierta como la tercera más grande del mundo, con 771 metros de altura), se resignaron a vivir atemorizados por una serie de creencias que no les permitieron aprovechar este importante atractivo que hace unos días fue dado a conocer al mundo por el alemán Stefan Ziemendorff en Chachapoyas.
La existencia de una bella sirena de cabello rubio que acosaba a los hombres en el lecho de la quebrada Gocta o la presencia de un perol de oro celosamente protegido por una enorme serpiente en la poza principal de la catarata eran los principales motivos por los que niños y jóvenes vivieron alejados de la gigantesca ‘chorrera’, como ellos la llamaron durante muchas décadas.
Tal era el temor a ser alcanzado por alguna maldición, que durante más de medio siglo los campesinos evitaron acercarse a las proximidades para instalar campos de cultivo.
Doña María Celinda Yalta Reina recuerda que el temor se acrecentó cuando surgió la leyenda de que el agricultor Juan Mendoza Rojas había quedado misteriosamente encantado en una de las rocas gigantes que tienen como telón de fondo la catarata.
“La gente aún tiene temor de acercarse hasta Gocta y los que lo hacen aseguran que la imagen de Juan Mendoza puede apreciarse cuando el tiempo y las nubes así lo permiten”, contó.
Sin embargo, la situación ha cambiado para este pueblo de agricultores. Tras la medición realizada por un grupo de especialistas (uno de ellos Ziemendorff), que calificó a Gocta como la tercera más alta del mundo, se aprestan a recibir a los visitantes que desean conocer la extraordinaria belleza de esta cascada que se ha convertido en el nuevo atractivo de Amazonas, después de Kuélap.
Por el momento, una trocha carrozable, acondicionada por la Municipalidad Provincial de Chachapoyas, es el principal ingreso hasta las localidades de Coca, Cocahuayco y Cocachimbo, que son los centros poblados por donde se tiene que cruzar para acceder hasta la catarata de grandes dimensiones.
Un inusitado interés por dar a conocer la enorme caída de agua, así como promover el turismo de aventura, caracteriza ahora a los habitantes de los pueblos amazónicos. Ello se refleja en que ahora están acondicionando un camino que permita llegar hasta el mismo corazón de la misteriosa catarata.
Alex Celi